Uvas

Las perlas del otoño

La uva es un fruto que proviene de la vid (vitis) una planta de la familia de la vitáceas. De esta planta existen diferentes especies, entre las cuales la más extendida y frecuente es la vitis vinífera, originaria del Mediterráneo y Asia Central, dentro de la cual encontramos la mayor parte de variedades que conocemos, ya sea como uva de mesa o uva para la elaboración de vino: moscatel, malvasía, Pedro Ximénez, Palomino, Tempranillo… Otras especies son la vitis riparia y vitis labrusca (originarias de América del Norte) o la vitis amurensis (originaria de Asia). En conjunto existen alrededor de 8000 variedades diferentes de uvas, pero no todas son aptas para comer o elaborar vino. Para el vino se utilizan principalmente variedades de la especie vinífera y para comer, aquellas que aportan azúcar, una acidez moderada y una proporción de pulpa suficiente en relación a la piel. Podemos también dividir la uva en dos tipos principales: uva blanca (bayas que van del verdoso, al amarillo, hasta el pardo) i uva negra o tinta (del azul-negro al color granate oscuro).

Temporada de las uvas
Su recolección natural se produce a finales de verano y principios de otoño. La encontramos en todas aquellas áreas que tienen un clima cercano al mediterráneo, alejándose de las zonas más frías del planeta y las zonas de clima tropical. Así, la encontramos en todos los continentes, en aquellas zonas con clima cálido y seco: norte y sur de África, China, India, Oriente Medio, todo el Mediterráneo y buena parte de Europa, América del Sur y del Norte, Australia, Nueva Zelanda…

Cómo comprar uva
Hay que escoger uvas que presentan un aspecto sano, con las bayas bien llenas. Aun así no significa que las más grandes sean las mejores, dependerá de la variedad. La uva es una fruta que no sigue madurando una vez recolectada, con lo que evitaremos aquella que presente signor de verdor en la baya o en las ramitas del racimo. Por otro lado también evitaremos uvas con manchas marrones y signos de hongos. Aun así, pequeñas motas o un color suavemente pardo, así como un aroma intenso, indicarán un grado alto de maduración, lo que nos asegurará un sabor agradable pero una menor capacidad de almacenaje. Como siempre, la mejor uva será la recién recogida de la vid. Un buen truco es agitar el racimo de la planta. Si la uva cae, está sobre-madurada y tal vez las podemos comer al momento. Si se mantiene y tiene un buen color, está en su punto y las podemos transportar y almacenar un tiempo.

Almacenaje
Tal y como demuestra el fenómeno del vino, la uva tiende a fermentar de forma espontánea en condiciones de temperatura templada y especialmente cuando las bayas se rompen y el jugo entra en contacto con la piel. Así pues, la guardaremos en el frigorífico para evitar este proceso y procuraremos almacenar aquella uva que esté perfectamente entera y bien agarrada a su hollejo. Procuraremos que no esté muy húmeda para evitar la proliferación de hongos. Así nos puede durar hasta una semana. La podemos congelar, aunque pierde cierto aroma. Aun así es una solución práctica. Las remojaremos en agua y las pondremos a congelar encima de una bandeja. Cuando ya estén congeladas las almacenaremos en una bolsa dentro del congelador. El agua congelada que las recubre las protegeremos de la llamada “quemadura por congelación”.

Usos
La uva debe lavarse con agua fría antes de ser consumida para eliminar los posibles pesticidas usados en su cultivo y eliminar posibles insectos que pueda haber. Si no se van a consumir todas las bayas al mismo tiempo, se usan las tijeras para separar el racimo en diferentes partes sin separar las bayas de hollejo, para así conservarlas más tiempo. Mientras en algunas recetas se necesita pelar la piel de la fruta, en la uva no es necesario puesto que en la piel se encuentran gran parte de los nutrientes esenciales. Podemos comerlas frescas, en zumos, en la elaboración de jaleas y confituras, para ensaladas, para rellenar o guarnecer carnes y darles un toque refrescante, así como para pescados y quesos!. Su versión seca, las pasas, abren todo un nuevo mundo de posibilidades tanto en platos dulces como en salados.

Otros
Es un dicho popular ancestral que la uva se usaba para aumentar la fertilidad y daba la oportunidad de tener sueños. Sea como sea, fue uno de los frutos preferidos de romanos, griegos y fenicios. Allí donde desembarcaban, o aquellas zonas que invadían, plantaban vid. 
La uva contiene vitaminas C y A, es rica en agua e hidratos de carbono, así como azúcares naturales de la fruta (glucosa y fructosa). Estos azúcares son una buena fuente de energía rápida, muy adecuada para mantener los sentidos despiertos y evitar la fatiga. Es un buen estimulante de la digestión gracias a sus ácidos y es depurativa; muy adecuada como postre. Refuerza también el sistema nervioso e inmunológico. Consumir su baya entera supone una buena ingesta de fibra y de compuestos fenólicos antioxidantes. Esta fruta es la gran protagonista del otoño y responsable de grandes curas y limpiezas muy efectivas, que preparan y reparan el organismo de cara al otoño – invierno y a una rentrée con todas las pilas.

Algunas recetas con uvas, o mil y una ideas con uvas…

Sobre El Autor

Especializada en fotografía gastronómica y bodegón creativo, ha colaborado con algunos de los mejores chefs del país. Grandes nombres de la alta cocina como Jordi Roca o Carme Ruscalleda confían en su detallista e inspirador estilo para plasmar sus creaciones culinarias. Desde su maravilloso estudio de Barcelona, esta fotógrafa inglesa nos cuenta algunos secretos de su trabajo, de su pasión.

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