Receta para montar un huerto urbano

«Me hace mucha gracia escribir sobre huerto urbano para un blog de cocina como Delicooks. Puede que os sorprenda pero cultivar un huerto se parece mucho a seguir una receta de cocina: respetando las pautas y trabajándolo con cariño sale estupendo!» -Sabine Amedeé-

La primera pauta a tener en cuenta es disponer de los ingredientes adecuados: mucho sentido común y poca inversión!

  1. Recipiente: cualquiera nos vale, lo importante es que ofrezca mínimo de 1 palmo de altura (20-25cm) para que las raíces de las plantas se puedan desarrollar y que podamos impermeabilizarlo con una lona o plástico para no perder todo el agua y no pudrir o oxidar el material del recipiente (salvo en el caso de las macetas de barro). También hay que hacerle unos agujeros en la base para drenar el agua del riego.
  2. Tierra fértil: mezclaremos una base como por ejemplo la fibra de coco con un abono orgánico (humus de lombriz, estiércol, o compost), así obtendremos una sustrato equilibrado que garantice retención de agua, porosidad, aeración y muchos nutrientes provenientes del humus.
  3. Una pizca de sol: las hortalizas necesitan un mínimo de 5-6 horas de luz solar diaria para poder realizar la fotosíntesis y crecer.
  4. Un chorro de agua: es necesario disponer de un grifo de agua de compañía o un equipo de recuperación de agua de lluvia próximo para regar regularmente las hortalizas según sus necesidades que difieren según las variedades. La instalación de riego por goteo y un programador son muy recomendables tanto para ahorrar agua como para evitar dejar el huerto sin regar en nuestra ausencia.
  5. Semillas y plantas de temporada: es básico tener en cuenta la época del año para saber qué se cultiva en cada zona geográfica. Para ello, lo mejor es pedir asesoramiento en una tienda especializada (jardinería, cooperativas agrícolas, viveros, tiendas de huerto urbano) o algún/a conocido/a experimentado/a. También es recomendable comprar los plantones hechos de las hortalizas que tardan en germinar o bien son delicadas (tomates, berenjenas, pimientos, cebollas, etc.).

La segunda pauta es recrear en el balcón o terraza un ambiente favorable: crear un mini jardín comestible!

Un huerto urbano rodeado de un mínimo de vida vegetal será más saludable. Si lo acompañamos de otras plantas como flores, frutales de pequeño tamaño, aromáticas y medicinales, conseguiremos que la fauna favorable se acerque al huerto. Por ejemplo: la lavanda o el girasol atraerán a las necesarias abejas polinizadoras y un grosellero o unas fresas a algunos pájaros que comerán algo de fruta pero también nos librarán de nefastas orugas o otros insectos. También el conjunto de plantas favorece el mantenimiento de la humedad. Resulta óptimo nivelar los recipientes para conseguir que las plantas que requieren más sol estén más elevadas y las que permiten sol y sombra queden en la parte más baja.

La tercera pauta es observar: más vale prevenir que curar!

Las plagas no suelen aparecer de un día para otro, si observamos a diario el huerto nos daremos cuenta enseguida que algún caracol está rondando y podremos buscar alguna solución natural para mantenerle a raya. Si ponemos una teja dónde se esconderán los caracoles podremos recogerlos cada noche. Si nos visitan demasiados pájaros podremos colgar unos discos o hilos para ahuyentarlos. Podemos sacar manualmente las orugas a las coles antes de que acaben con ellas…

Lo mismo ocurre con las posibles enfermedades (hongos, bacterias, virus) que pueden afectar a las hortalizas. Cuanto antes las detectemos mejor! En caso de observar alguna enfermedad se tiene que diagnosticar y buscar una solución de tratamiento autorizada en agricultura ecológica. Una buena opción es consultar en una tienda especializada enseñando una hojas o frutos afectados por la enfermedad.

La última y cuarta pauta es esperar: Keep calm and enjoy!

Igual que cuando horneamos un bizcocho tenemos que tener paciencia para ver crecer nuestro huerto. Las hortalizas tienen ritmos de crecimiento diferentes pero la mayoría necesitan un mínimo de 3 meses para llegar a maduración y ser cosechadas. Obviamente hay excepciones como los rabanitos que se pueden comer 1 mes después de su siembra. También la temporada es determinante, los cultivos de invierno se desarrollan con mucha más lentitud y algunos necesitan hasta 4-5 meses para terminar su ciclo (coles) cuando algunos de verano pueden dar en 2-3 meses (calabacín, pepino).

¡Animaros a montar vuestro huerto urbano, vais a disfrutar muchísimo!

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