Casa Lestón: el restaurante más antiguo de Galicia

«Morriña» es una palabra gallega que describe un tipo de nostalgia muy particular. La «morriña» podría describirse como un anhelo profundo que alguien siente hacia la tierra en la que nació. La primera vez que escuché esta palabra fue para describir el sentimiento que tenían los gallegos que emigraban y que, tras un tiempo, siempre querían volver a su tierra. No sé si esto es totalmente cierto pero no tengo ni una gota de sangre gallega y continuamente Galicia hace que regrese al extremo noroeste de España. Me he enamorado de su historia, de sus paisajes y de su comida, por supuesto. Muchas personas descubren la belleza de Galicia al hacer el Camino de Santiago.

Yo fui una de ellas cuando en 2013 realicé el Camino con mi hermana. A pesar de que uno de mis años universitarios lo pasé en Sevilla, no sabía casi nada de Galicia. A medida que nos íbamos acercando al final del viaje, me sorprendían y fascinaban los maravillosos alrededores, además de los distintos terrenos por los que pasábamos. Después de llegar a Santiago, muchos peregrinos siguen caminando hasta Finisterre, una localidad situada en la costa. Celebran la llegada al «fin del mundo» en el famoso faro que se asoma al océano Atlántico. Si alguna vez tienes la oportunidad de sentarte en estas rocas y contemplar el horizonte infinito junto con el vaivén del océano azul, entenderás qué es un lugar mágico.

El último pueblo del camino antes de llegar a Finisterre es el pequeño pueblo de Sardiñeiro. A tan solo unos metros del camino que está marcado con el símbolo de la concha, está la entrada al restaurante Casa Lestón. La mayoría de los peregrinos pasan de largo con los ojos puestos en alcanzar la meta marcada. No saben que se están perdiendo una experiencia muy especial.

Casa Lestón es el restaurante más antiguo de Galicia, regentado por la misma familia fundadora. En 2017 cumple cien años y ya están en marcha los preparativos para conmemorar una ocasión tan importante. Me pregunto si pensaría en la herencia que iba a dejar cuando, en 1917, Manuel Marcote Lestón decidió abrir una casa de comidas y ultramarinos. Siempre ha sido un negocio familiar y son cuatro las generaciones de descendientes las que han formado parte de su vasta historia. Aunque la silueta de Bautista, hijo de Manuel, está plasmada en las ventanas que dan a la calle, Alberto, su bisnieto, es la cara actual de Casa Lestón. El pasado agosto, después de que mi amiga Cheri y yo hiciésemos el Camino a Finisterre, tuve la oportunidad de ir al restaurante por primera vez.

Pasamos un buen rato sentadas en el espacioso patio exterior mientras degustábamos un vino blanco a la vez que una brisa suave refrescaba la calurosa tarde. Charlé con Alberto sobre su restaurante familiar único y sobre sus inicios hace un siglo.

A finales del siglo XIX, el bisabuelo de Alberto emigró a Argentina. Tuvo éxito con el trabajo pero volvía a Galicia cada cuatro o cinco años. Aunque el deseo de Manuel era que María, su mujer, fuese con él a Sudamérica, ella se negaba a marcharse de Sardiñeiro. Seguramente, la decisión final que en 1915 tomó Manuel de volver para crear un hogar y un negocio, tuvo algo que ver con la cabezonería de su mujer, pero Alberto cree que fue «la morriña». Galicia lo llamaba.

En 1920, se construyó la carretera principal de la costa que pasaba justo por delante de Casa Lestón, tal y como Manuel había previsto. Elegir esta situación fue una decisión inteligente que hizo que el negocio prosperase y, tras su muerte en 1940, María y Bautista continuaron al mando de la casa de comidas y ultramarinos. En los 60 empezaron a llegar turistas, por lo que Casa Lestón se dedicó exclusivamente a la actividad de Casa de Comidas y empezó a trabajar como lo hace en la actualidad.

El interior del edificio tiene un toque clásico pero con un lavado de imagen fresco gracias a la renovación que realizaron el año pasado. En la zona del bar, las paredes de color gris claro crean un fondo perfecto para la amplia disposición de fotografías en blanco y negro que combinan con los marcos de color blanco roto. Las imágenes en sepia de la familia y de la comunidad te permiten echar un vistazo a la historia de Sardiñeiro y a sus habitantes. En el comedor, cuadros grandes y pequeños de obras originales adornan las paredes. Entre los artistas de estas obras están Julio y Palmira, los hermanos pequeños de Alberto.

tortillaingredientsPor la tarde pudimos probar algunas de las especialidades del restaurante. Casa Lestón es conocida por su extraordinaria tortilla. La tortilla española clásica se hace con huevos y patatas, pero esta tenía huevos, cebolla, pimiento rojo y navajas. Nunca había probado una tortilla así. ¡Sin patatas! ¡Estaba riquísima! Solo de pensar en la combinación del dulce que aportan los pimientos con la textura salobre de las navajas frescas, se me hace la boca agua. Galicia es famosa por su tentadora variedad de mariscos y Casa Lestón no defrauda. El segundo plato que tomé fueron los famosos «Calamares en su tinta». Nunca había probado este plato y Cheri parecía asustada por la pinta que tenía. Se pueden pedir acompañados de patatas o de arroz y nosotras elegimos la segunda opción.

navajasLa rica y oscura salsa combinaba perfectamente con la jugosidad de los calamares y nos lo comimos en un abrir y cerrar de ojos. También probamos su sabroso «Pulpo á feira» que son los rabos del pulpo cocidos y cortados en pequeños medallones con pimentón espolvoreado. Este plato tradicional es muy popular en Galicia y la mayoría de los restaurantes lo ofrecen en sus menús. Alberto y yo estuvimos hablando sobre los ingredientes de los platos y descubrí que el 90 % proceden de proveedores, agricultores, ganaderos y pescadores locales. Si el ingrediente no es de temporada, entonces el plato no está en el menú. Tuve la oportunidad de asomarme a la cocina y pude ver cómo preparaban el marisco fresco para el menú de la noche. Me llamó la atención este pulpo impresionante y el dibujo que hice está a continuación.

pulpo

En la cocina también descubrí una caja con pimientos de Padrón. Padrón es un pueblo pequeño al sur de Santiago que se hizo famoso por sus deliciosos pimientos verdes. Estos pimientos de diferentes tamaños se soasan en aceite de oliva a fuego alto y se sirven con sal marina gruesa. Son mi tapa española favorita. En alguna ocasión, cuando estés comiéndolos, te tocará uno de los poco frecuentes pimientos picantes, seguro que no pasará inadvertido. Los pimientos de Casa Lestón estaban deliciosos: Salados y cocinados a la perfección. Nos lanzamos a comerlos y no encontramos ni uno picante. Los dibujé en su estado original para poder capturar los tonos verdes vivos y la suavidad de la textura.

Mientras disfrutábamos de la comida, observé a los lugareños comiendo y bebiendo en la barra de mármol y madera. pimientosdepadronMientras la gente pedía vinos y los platos humeantes llegaban a las mesas, se respiraba un ambiente tranquilo y cercano. Es evidente que, en Casa Lestón, la gente que acude no son solo clientes, sino que se les trata como si fuesen parte de la familia. Alberto me contó que siente que tiene «el trabajo más bonito del mundo». Es fácil creérselo cuando ves cómo interactúa con el personal o los clientes en el restaurante. Está claro que Casa Lestón es una parte esencial de la vida y de la comunidad de Sardiñeiro. El bisabuelo de Alberto no solo dejó un negocio a su familia, sino que les dejó una forma de vida próspera y animada.

Cuando hagas planes para viajar en 2017, no te olvides de añadir Sardiñeiro a tu lista. En Casa Lestón tendrás la oportunidad de celebrar cien años de historia, probar una comida deliciosa y, seguramente, hacer nuevos amigos. La única pega que tiene es que, cuando te hayas marchado de Galicia, quizás tengas morriña, pero te aseguro que merece la pena correr el riesgo.

Traducción: Raquel Senra Fernández  – http://www.translationjuice.com/

Casa Lestón

ENTREVISTA KARI GALE